31 enero 2007

Esta semana me toca dormir en el camping. No tiene demasiadas ventajas dormir en el trabajo, pero hoy he encontrado una: despertarse y sentir (por primera vez este invierno), el silencio de la nieve, los pinos vestidos de blanco, los perros corriendo sin ruido...hasta que despiertan las fierecillas onceañeras con más o menos ganas de esquiar, dependiendo del frío y de las charlas de la noche anterior.

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