22 octubre 2006

Sabina

Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel, por mis sueños va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje. Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, de un no te quiero querer. Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar, al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar labios que sacan de quicio.
Mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios de los peces de ciudad, que mordieron el anzuelo, que bucean a ras del suelo, que no merecen nada.
El Dorado era un shampoo, la virtud unos brazos en cruz, el pecado una página web. En Comala comprendí, que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver.

16 octubre 2006

Lola agoniza

Llegué a casa tarde, Lola dormía. Se despertó cuando entré en la habitación. No dijo nada. Nos abrazamos y llorando estuvimos un tiempo indefinido, hasta que me quedé dormida en su tripa cálida y enferma. Enferma de absorber mi parte mala, comérsela y no poder digerirla. Enferma de estos meses de agonía, de no saber.
No ha venido hasta ahora para que no la viera así, pero no podía más. No podía más.
Aún no está preparada para contarme todos sus misterios, así que esta mañana hemos ido a pasear. El Rincón es buen lugar para estar sola/acompañada. Hace casi un año que Vicky está en el jardín de los abuelos y yo sin poder hablar con ella. Que ni estando muertas podemos decirnos nada. Así que nos quedamos escuchando el sonido de hojas muertas al caer, y eso era como hablar con ellas.
Lola no muere, sólo agoniza, así que la dejo en casa, descansando. Llora todo el rato y en silencio, y a mí sólo me sale acompañarla. No estoy segura de que mañana amanezca viéndola así. Ya amanecerá algún día (o no).

10 octubre 2006

Tengo verano otoñal en el cuerpo, el verano me viene cuando te pienso, y, a ratos, aparece el otoño y me marchita. Miro las hayas, sigo sus hojas y me sumo a ellas sin querer, dejándome caer, poco a poco, posándome en el suelo muy despacio y esperando las primeras nieves que me entierren.
Preparo la casa para un verano de cuatro días y dejo de pensar en hojas muertas.
Preparo la mente para un verano de cuatro días y dejo de pensar en todo lo que viene por sí mismo sin llamarlo, viene porque toca y al que le toca le toca y ya vendrá y disfrutemos mientras no llegan las hojas muertas y los entierros de negras nieves que todo lo nublan.
Ay!

08 octubre 2006

Sigo sin saber nada de Lola, y ya no queda en casa ni en el coche un poquito de su olor. La llamo en la cabeza y suena hueco, y eso es que no está receptiva. Ya volverá.
Siento necesidad de música en directo, de no conocer a nadie por la calle, de ser un número más en una lista. Quizás vaya al médico, la Seguridad Social tiene hilo musical, no conoces a nadie y eres un número.
En serio, siento necesidad de salir de mi vida, así que espero noviembre y se me hace largo. Quizás busque a Lola si para entonces no ha dado señales de vida, y de paso, igual hay suerte y me encuentro.

05 octubre 2006

La Prince

La Prince tiene sueños y valor para intentar llevarlos a cabo,
ahora está triste, porque el desarraigo siempre cuesta,
pero, joder, qué alegría cuando el esfuerzo te recompense.
Siempre que te pienso, te veo sonriendo,
siempre que te menciono, tus ojos brillan mientras dices alguna frase arrolladora, a la vez que te retiras el pelo con la mano hacia atrás, dando más convicción a tus palabras.
Quizás sea una tontería, pero así te pienso.
Seguro que a tí te pasa, que en la distancia recordarás a cada persona por un detalle y sonreirás con el recuerdo. Y, joder otra vez, qué bonito poder pensar y echar de menos a tantas personas.
Y qué bonito que exista un cable que nos haga llegar las palabras escritas a un millar de kilómetros.
La Prince se convierte en Prinse y ya estoy practicando el andaluz para ir de visita.
Un beso.