06 abril 2011

Petrechema

                                                              ( Desde el Petrechema)

Zuriza era el lugar ideal para las vacaciones de cinco minutos. Llegas, miras, respiras, te embaucas, vuelves a respirar. Ya te puedes ir, cargada de verde, de oxígeno, de tranquilidad optimista.
El efecto imán que siento al subir a La Kartxela es indescriptible y la sensación de bienestar insuperable e inexplicable, el buen recuerdo del Petrechema se debe más a la compañía (la perra y mi amiga A)que al disfrute de subirlo. No recuerdo la fecha, tan sólo que estaba oxidada y que me tuve que fumar un cigarro a medio camino, por si me oxigenaba del todo y me mareaba tanto ambiente puro. Sé que subimos después de lo de Asier, porque miraba a la izquierda con recelo y bajaba la mirada cuando serpenteábamos y el Hiru Errege Mahaia aparecía de frente.
Es curioso, este paraje es de los pocos lugares en los que te puedes fumar un cigarro tranquila y disfrutándolo, sin que nadie te sermonee. Ese ambiente sosegado que sólo el viento interrumpe para pedirte una calada y una sonrisa. Tal vez, en el próximo viaje, me lo pueda traer en el bolsillo.

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