05 septiembre 2006

Costumbres

Aún no me he acostumbrado a la emancipación del gato, y cuando abro la puerta de casa, lo hago con cuidado y mirando al suelo, como si me lo fuera a encontrar. No sé si es costumbre, añoranza, o las dos cosas.
Anoche entré en casa y el gato no estaba, como cada día desde hace un par de meses. Me acosté y empecé a leer. Entonces apareció Lola, justo en el momento en que el libro me estaba pareciendo insoportablemente triste. Se tumbó a mi lado, cogió el libro y lo cerró mientras hablaba: - en la argentina madrileña, no hace mucho escuché esta conversación:
Viví sin demasiado sentido, sin énfasis. Y cuando por fin hise de la vida una costumbre, llamó la muerte a mi ventana y salí por la puerta sin mirar atrás. Ella no me persiguió, entonses empecé a vivir de verdad. Aterrisé en el madrid argentinoide, un caos más pequeño que Buenos Aires. Cambié hermano, cambié mucho. Ya no me acostumbro a nada, porque nunca se sabe. Rechaso contratos indefinidos. No busco el amor, sino la pasión. Vivo acá sin descartar el vivir allá mañana. Los amigos sí son una constancia, pero no una rutina. Lo que creía imprescindible antes de que ella aparesiera, ahora me parese innesesario. ¿y a vos, qué le trajo para acá?
Allá no tenía residensia fija, era un loco desarraigado en todos los sentidos. Lo mismo trabajaba de sol a sol, que me pasaba seis meses de un lado para otro hasiendo nada. En una de esas temporadas de inapetensia, la muerte llamó a mi puerta y yo me escapé por la ventana. Tras una época de reflexión, desidí que este lugar me gustaba para vivir, así que busqué un trabajo estable. Me enamoré y vivo en pareja, pensando ya en tener criaturitas. Disfruto de una estabilidad deseada. Allá creía que sabía vivir porque nada me ataba, ahora en cambio, siento ciertas costumbres como privilegios.

- No te quedes con ningún modo de vida, elabora la tuya. Déjate llevar a la vez que reflexionas sobre lo que haces y quieres hacer, y trabaja para que ambas cosas coincidan.
-¿Quién te pidió consejo, Lola?
-Tus ojos, niña. Ver tus ojos vacíos cuando los he visto tan repletitos de energía, ellos me lo pidieron.
-Me voy de boda, ¿te querés venir conmigo?- pongo tono de niña argentina.
-No hace falta que me cameles, te acompañaré en el viaje. Cantaremos juntas.

No hay comentarios: