24 abril 2006

Lola II

Salgo a tomar la luna, pero hoy no está. Charlo contigo, pero la no-luna me recuerda que tú tampoco estás. Así que salen las estrellas a distraerme y me cuentan otras noches y otros cielos.
Se oyen voces, a lo lejos, de los últimos niños de la temporada.
Murmura el río algo, pero no le entiendo.
Lola aparece trepando por las rejas del balcón. No nos saludamos, porque no nos despedimos la última vez. Le ofrezco un cigarro. Se sienta a mi lado, suspirando por el esfuerzo de la breve escalada. Me mira buscando cambios. No sé si los encuentra, ni su cara ni el humo dicen nada.

-¿Qué te cuentan las estrellas esta noche?
- Me distraen con sus destellos y se ríen.
Continúa el cigarrillo. Nuestro silencio cubre las estrellas como el que corre la cortina o baja la persiana. Entramos en casa.
Lola sabe que es la hora de cubrir los ojos con la manta y deslizarme con las olas hasta tí. Así que se tumba en su cama. El gato se queda con ella, suelen hablar hasta que se duermen. Me acerco y les doy las buenas noches. Cubro a Lola con una manta y le doy un beso. Me meto en la cama y levanto el ancla. Me preparo para navegar hacia tu isla.

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