21 abril 2006

¿Se puede?

Acomodarse en su regazo suponía recibir las mejores caricias del mundo, enredando el pelo, relajando el cuerpo y sintiendo un cosquilleo por la nuca entre agradable y fresco. Tumbarse frente a ella era pedirle sin palabras un reconfortante masaje en los pies.
Me siento en la eterna cocina, y desayuno.
Necesito un masaje en los pies. Y otro en la cabeza.
Hacía tiempo que no escuchaba a Jaime Cullum, su voz es un masaje.
Izaba se llena de nubes al mismo tiempo que se vacía de turistas.
Fin de semana tranquilo, sin calor, un poco huérfano.
Podíamos crear una feria del libro roncalés, inventar algo, quedar todos para dibujar, tumbados, una nueva visión del mundo.
Quedar todos y escribir en el aire una canción.
Quedar todos y poner música a este valle.
Quedar y hablar de tonterías y discutir como si nos fuera la vida en ello.
Quedar y pasear por las crestas de los montes con los ojos, mientras unos pintan, otros escriben y todos discutimos.
Quedar y disfrutar y rellenar un fin de semana desesperadamente tranquilo.
Podríamos quedar.
Quedamos?

No hay comentarios: