06 julio 2006

Es tarde de cambio y de domingo. El viento quiere agua y nos la trae.
Se esfuerza en su trabajo y se agradece un día más fresco.
Escribo, mientras canta Estrella Morente, que los pastores huelen a sebo y me transporto al Prioro más elemental, al mío. Lo suelo echar de menos en estas fechas de poca gente, buen tiempo, verdor y huertos. Supongo que echo de menos algo que ya sólo existe en mis recuerdos. Todo cambia y se transforma, hasta Prioro, qué pena, mira que penaaaa. Me gustaba comprobar que aquella vida no cambiaba y todo era un engaño en mis recuerdos, todo cambia, hasta el pasado se trastoca con el tiempo y acabamos creyéndonos que fue lo que quisimos que fuera y no lo que era en realidad y qué realidad es ésa si cada uno lo ve todo como quiere.
Escribo, decía,robándole al ordenador de D. estas palabras tan sin sentido y tan iguales si me releo.
Escribo con neuronas en la mano, los pies en el bolsillo,
los ojos aturdidos, cigarros en la mente,
las piernas inseguras, las manos enterradas en arena.
Escribo sin saber por qué os escribo, por qué me escribo.
Escribo y me conozco, buscando en estas frases un sentido.
Escribo y mis palabras, se hacen de otro idioma y de otra vida.
Escribo por distancia con vosotros o conmigo?
Escribo mientras canto, cantando cuando escribo, en argentino.
Creo que ya se por qué os escribo:
Aturdidos, los ojos miran los cigarros en la mano,
la mente cuenta las neuronas desgastadas,
las piernas enterradas en arena, observan las manos inseguras cuando escribo,
eso sí, los pies en el bolsillo.
Escribo y me relato.
Escribo y me desnudo.
Escribo y me muestreo.
Sólo tiene un nombre y me da asco: égoïsme.

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